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jueves, 12 de febrero de 2009

El Corsario (I)


Corsarios en la Edad Madia:
Tarea para leer:

La temprana presencia de los vascos en el Mediterráneo en la Baja Edad Media es, sobre todo tras los trabajos de Heers, debidamente conocida. Naturalmente, el fenómeno del corso y de la pirateria era tan común en el mar interior que dificilmente se podía sustraer a intervenir y participar en aquella dinámica, a riesgo de quedar fuera de los circuitos comerciales.
Estas actividades que mezclan transporte, comercio y corso, incluso pirateria, quedan reflejadas por Beatriz Arizaga, quien afirma que "además de ser transportistas y comerciantes, los vizcaínos actúan como piratas, y compaginan perfectamente estas tres actividades, aunque la pirateria esté más unida al transportista que al mercader propiamente dicho, encontramos PIRATAS VASCOS EN TODAS PARTES, tanto en el Mediterráneo robando a mercaderes franceses de Provenza, como en el Atlántico, asaltando a los portugueses en Bretaña".
Jacques Bernard habla de una guerra casi endémica. a lo largo de los siglos XV y XVI, lo que favorecía que la violencia fuera algo consolidado, de modo que los marineros se encontraban constantemente con corsarios y piratas.
La paz y las treguas no evitaban la violencia, aunque la mitigaban. De hecho, la paz no era garantía de seguridad, pues en tiempo de tregua los corsarios se convertian en piratas, ladrones de mar, se emboscaban en puntos estratégicos, de mucho movimiento comercial, y atacaban a quienes venian, debilitados. de los largos viajes.
El CANTÁBRICO sirve de escenario a este tipo de enfrentamientos, según Jules Belasque, desde el siglo XIII.
El conflicto se dilucida sobre todo entre Bayona y Biarritz, por una parte, y Santander, Laredo y Castro Urdiales por otra. Según este autor, vizcaínos, portugueses y guipuzcoanos se arreglaban bien con los franceses.
Donostia y Hondarribia, en concreto, eran más gasconas que castellanas, pues la mayor parte de los establecimientos comerciales estaban dirigidos por miembros o amigos de las principales familias bayonesas.
Fueron Santander, Laredo y Castro quienes se inclinaron por una piratería que es calificada como de una audacia sin límites.
Ferreira Priegue, que ha estudiado el comercio marítimo medieval en el Cantábrico en la Edad Media, constata que era común navegar con la mentalidad y disposición de tener en el mar encuentros con los marineros de fortuna, aunque asegura que el ambiente mediterráneo era mucho más beligerante que el cantábrico:
"Las presas que se hacían durante el viaje, bien yendo armados en corso o tropezándose con enemigos; los hallazgos de pecios y de mercancías flotando en el mar, el rescate de buques abandonados, se regulaba a veces en ciertas escrituras de fletamento, hechas en Galicia por gallegos que imponen sus condiciones, y lo habitual era repartir el tercio; una cláusula asimilada y también típica de nuestra área, donde la solidarídad entre mercaderes y 'compaña' es mayor que en el Mediterráneo, es la de constituir un frente común contra eventuales enemigos".
Por lo visto, el Mediterráneo quedaba significado como campo de batalla, predestinado al enfrentamiento.
Un historiador que ha investigado las evoluciones de la actividad corsaria y la mercantil en la zona de ALICANTE constata esta permanente confrontación, situación que convertía a la población de pescadores y marineros de la costa alicantina en los grupos humanos de mayor indice de riesgo.
Se observa en dicha costa la presencia de tropelías cometidas incluso por corsaríos castellanos, lo que no descarta la presencia de GENTE VASCA en estas actividades.
Ha sido Ferrer Mallol quien ha certificado documentalmente la presencia activa, y eficaz, de corsaríos vascos en el Mediterráneo, y en concreto, ha relatado las insólitas aventuras del vizcaíno PEDRO de LARRAONDO, mercader reconvertido en corsario probablemente a su pesar.
Constata esta autora que la presencia de mercaderes vascos en Barcelona se retrotrae a 1340, cuando las noticias de Heers la situaban en 1353. Pero esta presencia se remonta más allá en el tiempo en relación a Mallorca, donde ya se detecta la presencia de vascos en 1321.
Afirma Ferrer que con los mercaderes vascos llegaron los corsaríos.
Pedro de Larraondo, en concreto, era vecino de Bilbao. Víctima de los catalanes, de atacado pasó a ser agresor, convirtiéndose en el terror de quienes le habían acosado. Éstos no encontraron mejor modo para quitarle de en medio que pactar con los enemigos naturales, los MOROS.
Los mercaderes catalanes armaron una flotilla y consiguieron capturar a Larraondo, que fue entregado a los moros. Éstos también tenían cuentas pendientes con el vizcaíno, pues les había arrebatado alguna presa.
El corso y la piratería, implantados sistemáticamente, se volvían fmalmente contra todos los intereses comerciales, mientras que la burguesía mercantil soñaba con la paz, única vía que les proporcionaría la ocasión para desarrollar sus negocios.
Cuando no se conseguía esta seguridad, los mercaderes intentaron defenderse con apoyo de los monarcas, como ocurrió a finales de la Edad Media en Castilla.
Los mercaderes de lana burgaleses, muy interesados en garantizar la seguridad de la ruta hacia el Norte, a donde se destinaban grandes cantidades de sacas de lana, consiguieron que los Reyes Católicos promulgaran en 1492 medios extraordinarios para pacificar este trayecto.
Esto no sólo benefició a los burgaleses, sino que afectó positivamente a los marineros vascos, quienes buscaban garantías para sus viajes, en los que se transportaban lana y hierro y de vuelta se traía ropa y trigo.

Buen trabajo, ahora puedes descansar viendo una pelicula.
Esta vez la tarea será:
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"" En el fin del Mundo ""
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Aquí no termina: Así que si queréis leer más cosas tenéis que pulsar al terminar, abajo del todo sobre Entradas antiguas y te llevaran a las anteriores.

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